Uno de esos días en los que de repente se tiene miedo sin saber por qué, miedo a despertar un día y ver lo imperfecta que es la vida y martirizarte pensando en lo inalcanzables que son las cosas que la harían (a tu parecer) perfecta, faltar a clase (que al menos se cumple porque estás enferma), pensar en lo idiota que es el mundo y en lo mal que se hacen las cosas, dormir y no despertar. Uno de los días en los que descubres que ni siquiera lo que te decía era ocurrencia suya, te sientes como un patito feo, tienes miedo a seguir creyendo mentiras, te duchas con agua muy muy caliente. Uno de esos en los que quieres cambiar y no sabes cómo, pero lo único que sabes que que lo deseas demasiado y sientes impaciencia porque ocurra.
No sabes lo que eres, ni si tú eres tú o una simple copia de los demás. De nuevo miedo, a no ser nada en este caso. Dudas de ti misma, no sabes si lo que haces está bien o mal, si deberías hacer una cosa o la otra. Toda confianza desaparece, como si se la hubiese tragado la tierra.
Necesitas un abrazo y descansar.
Definitivamente, hoy es un día rojo.

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