martes, 3 de enero de 2012

Buenos días, princesa.

Elige la vida. Pero, ¿por qué iba yo a querer hacer algo así? Yo elegí no elegir la vida. Yo elegí otra cosa. ¿Y las razones? No hay razones. ¿Quién necesita razones cuando tienes heroína?

Dicen que cuando conoces al amor de tu vida, el tiempo se para...Y es verdad. Lo que no dicen es que cuando vuelve a ponerse en marcha, se mueve aún más rápidamente, para recuperar el tiempo perdido. Felicidad en estado puro, bruto, natural, volcánico. Mejor que la libertad, mejor que la vida.
Y ahí, sepultados bajo el hormigón, por fin pudimos compartir nuestro sueño de infancia: el sueño de un amor sin fin.
Algún día tendré que decirle que es diferente hacer el amor con alguien al que amas, puede que no sea mejor forzosamente, especialmente si no sabes si será solo por una noche.
Sienta tan bien amar a los que amas, que acaba por hacerte daño, no se como se sobrevive a eso, no, sinceramente no lo sé.

- ¡Buenos días, princesa! He soñado toda la noche contigo, íbamos al cine y tú llevabas aquel vestido rosa que me gusta tanto. Solo pienso en ti, princesa. Pienso siempre en ti, y ahora...
- ¡Mamá! Papá me llevó en carretilla, pero lo hace fatal. Me hace morir de risa. Vamos los primeros. ¿Cuántos puntos tenemos hoy, papá?
- ...¡Corre! ¡Vamos, que vienen los malos que gritan! ¡Vámonos!

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