lunes, 1 de abril de 2013

Maldita dulzura

Aunque no lo creas, yo soy consciente de todo. Sé dónde está mi talón de Aquiles y qué película me haría llorar.
Si no lloro con las películas no creo que sea por hacerme la dura o no querer exteriorizar. Simplemente no me sale llorar con cosas que son banales.
Qué ruido tan triste hacen dos cuerpos cuando se aman.
Por eso sí merece la pena llorar.
No tiene sentido estar preparado para el sufrimiento. Si no, no sería sufrimiento.
Por eso todos algún día sentimos algo por encima de lo que podemos permitirnos sentir. Ahí llega el verdadero sufrimiento.
Llegó al final de su vida, miró al pasado y decidió que todos esos años que sufrió habían sido los mejores de su vida porque le hicieron quien es. Los años en que fue feliz fueron un desperdicio, no aprendió nada.

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