domingo, 13 de enero de 2013

Buen viaje, mi amor.

Eso de escribir correos a universidades sabiendo que los leerá una persona que vive al otro lado del océano es un tanto... dejémoslo en inquietante.
Unos lloran porque se van. Otros lloran porque no pueden irse. Algunos lloran porque no saben si deben irse o quedarse. Pero al final, todos lloramos por los que se van, por los que se quedan, por los que nos vamos y por los que nos quedamos. He aquí la paradoja de mi bida.
Para eso está el BI. Para irse. Para irse y no volver. Conoces a las personas más increíbles que conocerás nunca (o al menos eso crees) para luego tener que dejarlas marchar o despedirte de ellas antes o después. Poco a poco conocemos las consecuencias de hacernos mayores. De comenzar esa nueva etapa en nuestras vidas. De avanzar
Dios mío, qué vértigo me entra solo de pensarlo.
No quiero irme por el hecho de que si me fuese me iría. Y de ese modo dejaría atrás todo mi mundo para descubrir uno nuevo. Uno en el que todo es diferente. Ni mejor ni peor, solo diferente, pero claro el cambio asusta más que el fuego.

Pues sí. Al final todos lloramos.

sábado, 5 de enero de 2013

Diarios

Habían pasado ocho meses desde la última vez que había escrito en ese papel. Hay que ver lo que cambian las cosas y las vueltas que da la visa.
Lo universos se enlazan y enredan para dar vueltas que no te habrías ni imaginado.
En ocho meses no da tiempo a nada pero da tiempo a todo a la vez. Tal vez un bebé no nace, pero sí aprende a hablar.
Pasas de nada a algo. Pasas de algo a todo.

Personas

Pues hoy, en lugar de lamentarme de lo tonta que soy, hablaré de aquellos que lo merecen mucho más.
Es curioso que la desgracia ajena nos lleve a querer a otras personas. Cuando sentimos que podemos ayudar a alguien y arropar a esa persona, y saber que recibiremos eso mismo en el momento adecuado, es cuando más nos acercamos a la gente. Porque las bromas, las cervezas por la tarde, las interminables risas no son más que una careta que disfraza a lo que es la pura confianza y amor que hacen que quieras a un amigo. Sentirte protegido y protector.
Somos jóvenes, y eso al final se va perdiendo. Pero supongo que esas son los más fuertes, Los que siguen con la careta que esconde sonrisas cómplices detrás.
Incluso quién menos lo esperabas tiene su corazoncito abierto a alguien. Algo dicen de que hasta las madrastras de cuento lloran por amor, ¿no?
Después de todo, cuando le confiesas tu amor al no amado de al lado, le das un empujón a que te abrace.

martes, 1 de enero de 2013

Cosa bestia

Ya sé que prometí muchas veces que te olvidaría. También me prometí interiormente que seguiría adelante. Pero por más que miro a mi alrededor, no sé por qué camino decidirme. Si el sí o el no. Nadie sabe. Me propongo cada camino dos veces al día. Cambio más que la luna.
Solo sé que estás en mis propósitos de año nuevo. No sé si en los vicios que debo dejar o en lo que debo insistir para conseguir. Pero simplemente estás.