domingo, 11 de diciembre de 2011

Let it rock.

De repente sientes un escalofrío y necesitas comenzar a moverte. Saltas mentalmente. Comienzas a deslizarte, tus pies te llevan. Cantas, te emocionas. La letra, bendita, te acoge, te mece. Lloras con ella, te ríes, te enamoras, te desenamoras, la vives.
Deslizarte de nuevo. Ya no eres dueña de ti misma, sientes como la cabeza está acompañando al ritmo y olvidas absolutamente todo. Solo te queda que acabe la canción y vuelvas de un salto a poner los pies en la tierra.


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