miércoles, 17 de octubre de 2012

Banalidades

- ¿Pasa algo?
+ Hmmm... No. Pasa que no sé. Y no sé no saber.
- Ah, vale. Muy claro.
+ No esperes claridad del desconocimiento (risas). Déjame, estoy demasiado mental.
- Joder. De acuerdo. Si te entiendes tú...
+ Noooooooo. Ese es el problema. ¡Ay! No me gusta mostrar la complejidad. Qué vergüenza.
- No hay dios que te entienda.
+ No esperes hacerlo (risas). Es mejor hablar de banalidades.
- Depende. Si algo te aflige, no.
+ Bleh. Banalidades.


No me gustar mostrar la complejidad. La complejidad en una persona es algo vergonzoso cuando es tuya. A mí no me gusta tener la cabeza compleja por dos razones: Tú mismo no ganas nada, solo consigues complicarte todo mucho más. Por otro lado, al resto del mundo no le gusta tu complejidad. Además eso les genera miedo, incomprensión, sensación de estupidez (en muy contadas ocasiones) y alejamiento.
Una persona destinada a estar sola a la que le gusta estar con gente. Una retahíla sinsentido.
Luego no me preguntes que te lo explique, porque no sabré. Tendría que empezar desde el principio y no sé dónde está. Me enerva que la gente no me comprenda con solo mirar. Los pensamientos no fluyen por el aire. Deberían. No sé explicarme.
Yo creo ver el problema desde lo alto. Como si de una maqueta se tratase. Veo tanto su lado del muro como el mío. Pero tampoco sé cómo hacérselo ver. No sé cómo enseñarme la maqueta. El no conseguirlo hace que dude demasiado. Que dude sobre quién tiene razón. En parte me siento mal porque sé que eso le hace daño, pero por otro no paro de pensar "que se joda, que se joda, que se joda". Veo el trasfondo de todo, conozco las razones de mi comportamiento, sé lo que debo y lo que no debo hacer, pero no sé cómo evitar hacer lo que no debo, porque siempre lo acabo haciendo. Tiene pecado que sea conscientemente, pero creo a veces que esa es mi parte irracional. La que no comprende la situación. ¿Dos caras? ¿Dos cabezas? ¿Dos personas? No, no llegamos a tanto. Ya estamos empezando a subirnos a la parra.
En mi estómago hay una mezcla de llanto, cabreo y carcajada, lo que ocurre es que no sé a cuál dejar salir.
Digo mañana, pero mañana se me habrá ido la musa que ilumina todo. Pocas veces ocurre esto de forma tan  larga.
A veces me gustaría ser un libro. Tener todo escrito con claras palabras. O que existieran unas gafas en las que la gente viese con los mismos ojos las cosas que ven los ojos pensadores de los demás.
Más que la existencia del ser humano, que la esencia, que la existencia de Dios, que el alma, que la pureza. Más que todas esas cosas. Sé que parece increíble, pero yo me lo creo.


El resultado de todo esto al final es cabeza, dolor, cama.

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