domingo, 7 de julio de 2013

Por favor, deja que me vaya.

Hace dieciocho años nací para demostrarle al mundo que nunca se quiere en vano. Pero yo no puedo creer esas palabras porque yo quiero y queriendo destruyo. Y siempre pensé que el amor no está hecho para destruir. Esperaré que lo comprendas.
Te lo di todo y seguiré dándotelo, pero debo ser más egoísta de lo que pensaba, porque aunque antepondría tu felicidad, tu vida a la mía, en este momento antepongo lo que siento yo y lo que me arranca un pedazo de corazón cada vez que te veo. No me pidas que pare porque yo no lo puedo controlar.
Yo tengo una capacidad, que algunos pueden considerar virtud, pero que a mí me cuesta muchas perlas.
Tal vez necesité demostrarme a mí misma el valor que puedo tener, aunque no haber aguantado, y hacerte este daño yo lo considero más bien una cobardía.
Puede que con esto solo me quede decir lo siento por hacerte el daño que no mereces.

La ironía de esta historia es que yo te pedí que no te fueras para irme yo ahora.